De capítulos que inician y terminan...

Todo en la vida son ciclos. Capítulos que como en un libro, se abren y cierran para dar lugar a otros y así sucesivamente.

Después de cinco años de laborar aquí bajo una misma línea de mando que me ha llevado desde desarrollo, arquitectura y auditoria hasta N.Y. y L.A. me muevo hacia otra área con nuevas oportunidades, retos, aspiraciones y línea de mando.

Se trata de un cambio que se dio bajo la siguiente premisa: ya estabas propuesto para ese cambio.

Uno nunca sabe que va a suceder mañana... el futuro es incierto, pero también está en blanco, esperando que cada uno de nosotros escriba en él la mejor de las historias, en donde cada página representa un ciclo, un momento de éxito y superación.

Ahora estoy cerrando una página más, un ciclo de grandes experiencias, alegrías y satisfacciones para dar paso a otra hoja en blanco, que se presenta incierta, lista para escribir mi historia, que de mi cuenta corre, será una gran historia.

Capítulo cerrado. Inicia uno nuevo.

Barreras Invisibles.

Hoy no se requiere de una gran muralla o una gran puerta para cuidar el acceso a algún lugar. Cualquiera puede entrar a cualquier lugar si tienen los medios.

Nuestras puertas son invisibles, o en su caso, elegantes y sin mayor fuerza que la requerida para estar. Al mismo tiempo son fuertes e imponentes como la de un castillo de la edad media.

Hoy, entrar a un espectáculo, un banco, un restaurante o un club es cada día más fácil y difícil, pues una vez que se ha conseguido el acceso, basta ser, mostrar un ticket o poner la huella digital para que las puertas invisibles se abran, cual campo de fuerza, para permitirnos el acceso.

Por otro lado, sino se ha conseguido el acceso, dichas puertas permanecerán cerradas, orgullosas de su labor de separar al ser humano.

Es así que hoy ahí están, dividiendo aunque no las veamos, sin importar que nos dejen entrar o no.

Hoy pasan desapercibidas. Simplemente están.

Correr y sentirse vivo.

El domingo pasado tuvo lugar la carrera Nike 10k, en la que más que una carrera era una invitación a hacer ejercicio, a convivir... a sentirte vivo.

El lema era, "yo corro por que" y cada uno tenía una o más razones para correr: Por que ya pagué, por que mi novia me obligó, por mi familia y muchas más.

Yo corrí por una casualidad y terminé muy satisfecho conmigo mismo, encontrando más que una razón por haber corrido, miles de razones para seguirlo haciendo.

Me sentí vivo y hoy tengo un compromiso con mi cuerpo: debo cuidarlo, para que sigamos aguantando el paso que hoy llevamos... y luego, ¡a acelerar!

Nike 10K

Correr, hacer ejercicio, sentirte vivo.

Hacía ya muchos meses que no hacía ejercicio y en cierto momento las condiciones se prestaron para que participara en la carrera de Nike.

5km o 10km eran las rutas posibles y elegí la 2a por considerarla un reto, dada mi falta de condición.

No se trataba de una carrera en el estricto sentido de la palabra, ya que el principal objetivo de la organización y de los miles de participantes era correr por participar. Siguiendo el lema de la carrera, cada quien corría por una razón, que en mi caso resultaron ser dos: el reto hacia mi mismo y el que cada domingo ir a desayunar al Cardenal se convierte en un calvario por que siempre está cerrado Paseo de la Reforma por alguna carrera. Si no puedes contra ellos, úneteles.

Al final el resultado fue muy satisfactorio para mi, pues terminé la carrera en buena condición y sin ser el último en llegar.

Me sentí vivo, disfruté cada paso, cada respiración, cada momento.

En estos días, el dolor en mis piernas me recuerda momentos muy gratificantes. Recuerdos que hoy me comprometen para volver a hacer ejercicio. Para vivir mejor.

A un año...

A un año de iniciado este blog muchas cosas han pasado, entre ellas:

¡Me escribió!
Me titulé.
Tuve novia (punto para Ragde).
He viajado.
He decido.
Obtuve una promoción.
Han existido desastres naturales.
Juan Pablo II encontró el desanso que aquí no encontraría.
El transbordador fue al espacio y regresó para contar la historia.
Se estrenó la tercera y última parte de una historia contada en seis partes.
Sigue sin contestarme...
Volví a cruzar el Atlántico.
Cené en el Sena.
Cené en George V, teniendo de fondo la Torre Eiffel.
Pisé New York y Paris.
Estuve en Times Square.
Fumé varios habanos y abrimos varias botellas de Champagne en casa.
Fuí al Cirque du Soleil.
Escribí mi primer manifesto.
Cené en Le Cirque.
Mi hermano me regaló una camisa Hugo Boss.
Jugué en otro casino, ahora en Wiesbaden, Alemania.
Sigo tomando martinis.
Ahora hago y tomo espresso -de vez en cuando-.
Sigo soñando -y trabajando-.
Mi mamá y papá están bien.
Mis hermanos están bien.
Tomé martinis en el bar Hemingway, el más exclusivo de París y quizá del mundo.
Tomé muchas fotos.
Recuperé a algunos amigos.
Me compré mi iPod.
Mi mamá se curó de su rodilla.
Mi papá se jubiló.
Chuma ganó un concurso de gastronomía.
Me he acercado más a Dios.
Traje souvenirs por vez primera.
Mi bro terminó su servicio social.
Ya no me voy con la 1a que me haga ojitos.

...y muchas otras que en este momento escapan.

¡¡A ver que hay para escribir en mi siguiente blog-day!!

Día de muertos.

Si, en estos días vienen aquellos que ya no están con nosotros para disfrutar de las ofrendas que con cariño y esmero algunos aún ponemos.

Un día al año regresan para visitarnos, comer pan de muerto, tomar ponche, algún platillo y un tequilita.

Un día tu y yo ya no estaremos y quizá regresaremos en día de muertos para probar nuestro platillo favorito... en mi caso, un chilito en nogada y un martini para abrir apetito.

¡Pero mientras hay que vivir! "pues no podrá la muerte de mañana quitarte lo que hubieres hoy gozado" (Sor Juana Inés de la Cruz).