Barreras Invisibles.

Hoy no se requiere de una gran muralla o una gran puerta para cuidar el acceso a algún lugar. Cualquiera puede entrar a cualquier lugar si tienen los medios.

Nuestras puertas son invisibles, o en su caso, elegantes y sin mayor fuerza que la requerida para estar. Al mismo tiempo son fuertes e imponentes como la de un castillo de la edad media.

Hoy, entrar a un espectáculo, un banco, un restaurante o un club es cada día más fácil y difícil, pues una vez que se ha conseguido el acceso, basta ser, mostrar un ticket o poner la huella digital para que las puertas invisibles se abran, cual campo de fuerza, para permitirnos el acceso.

Por otro lado, sino se ha conseguido el acceso, dichas puertas permanecerán cerradas, orgullosas de su labor de separar al ser humano.

Es así que hoy ahí están, dividiendo aunque no las veamos, sin importar que nos dejen entrar o no.

Hoy pasan desapercibidas. Simplemente están.