Llegó.
El día en que me entreguen mi título... Así solía decir.
Hoy me entregaron mi título profesional, en conjunto con la cédula y otros documentos que la Universidad mantenía en calidad de rehenes.
En este momento de calma y felicidad, a Amado Nervo parafrasear me atrevo:
¡ULSA, nada me debes! ¡ULSA, estamos en paz!
Capítulo cerrado. Comienza otro.
Hoy me entregaron mi título profesional, en conjunto con la cédula y otros documentos que la Universidad mantenía en calidad de rehenes.
En este momento de calma y felicidad, a Amado Nervo parafrasear me atrevo:
¡ULSA, nada me debes! ¡ULSA, estamos en paz!
Capítulo cerrado. Comienza otro.
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