En un instante.
Esos instantes forjan nuestro carácter. Nos enseñan que con vida, saldremos avantes de la peor situación, a mantener la cordura cuando ella llama y a decidir asertivamente sin titubear en la más importante disyuntiva.
Es así que en un instante la vida, como la conocemos, nos mostrará su fragilidad al enfrentarnos a la montaña más difícil, el precipicio cuyo fondo no es visible, una lluvia o huracán sin otro aviso que la sorpresa misma.
¡Pero no hay por que preocuparse! por que también nos mostrará su fortaleza y mientras no desistamos en nuestro avance, estaremos en la cima de la montaña, encontraremos un puente para cruzar el precipicio -o la manera de salir- y el Sol nos secará una vez pasada la tempestad.
Y si estamos para ver salir el Sol e iluminar un nuevo día, nuestra misión es vivir y, vivir, es una sorpresa en cada instante.
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